lunes, 14 de junio de 2010

PARA QUE LOS HIJOS COMPAGINEN EL DEPORTE Y LOS ESTUDIOS

Todos los casos que se comentan aquí son reales cambiando los nombres de las personas y las situaciones para que no se reconozcan.Ismael tiene 13 años y posee buenas cualidades para todos los deportes. Durante el verano le probaron para formar parte del equipo de fútbol de la ciudad.Tras ser observado por los técnicos, decidieron con el permiso de los padres, contar con él. Eso supondría tres días de entrenamiento, de 7 a 9 de la tarde, y la asistencia al partido los sábados por la tarde.Comenzó el curso e Ismael decidió practicar baloncesto con el colegio. Los entrenamientos eran al mediodía, lo cual no le quitaba tiempo de estudio, y los partidos, los sábados por la mañana.Al mes de comenzar el curso, el rendimiento académico dejaba mucho que desear y, de no actuar con rapidez, la primera evaluación traería consigo algunos suspensos.Su padre, que no se perdía ningún partido de fútbol, pues queda muy bien que el chico juegue en el primer equipo de la ciudad, tomó la determinación de que Ismael dejara de jugar a baloncesto si no mejoraba las notas.Esta decisión causó sorpresa al tutor de Ismael, pues vio que no se habían analizado las causas de los suspensos.A los dos días se citaron los padres de Ismael y el tutor.
He decidido que mi hijo deje el baloncesto. Ya tiene suficiente con el fútbol, y además, tanto entrenamiento le quita mucho tiempo de estudio.
Me gustaría hacerte una pregunta: ¿cuánto tiempo de estudio saca Ismael los días que entrena a fútbol?
Pues esos días no veo que haga nada. Llega a casa, cena y no tiene ganas de hacer nada: llega molido.
¿Y no será eso más que el baloncesto la causa de los suspensos? Tres días a la semana no aprovecha en casa para hacer los deberes, ni para estudiar. Quizá sea más conveniente hablar con el entrenador y proponer la baja del equipo.
Sí pero…
El entrenamiento de baloncesto no le resta tiempo y no creo que jugar un partido el sábado por la mañana sea causa suficiente para suspender. Un fin de semana bien organizado da tiempo para hacer muchas cosas: leer, deporte, estudiar, salir con los amigos, hacer planes con la familia y muchas cosas más.
¡Me gusta tanto que juegue en el equipo de fútbol!
Debes pensar en tu hijo y en lo que le conviene y no en lo que te gustaría a ti. Si quieres lo piensas y quedamos la próxima semana. ¿De acuerdo?
Lo consultaré con Ismael. Hasta la próxima semana. Vuestros hijos deportistas tienen que compaginar su deporte con sus estudios, lo que supone UN ESFUERZO añadido ya que tiene que hacer ambas cosas bien.Las personas que están alrededor de vuestro hijo han de tener en cuenta que el deporte, aunque puede ser muy beneficioso para él, NO GARANTIZA UN FUTURO LABORAL, por lo que debe saber compaginarlo convenientemente. Además, del deporte te retiras muy pronto y no se puede vivir de las ganancias obtenidas como deportista. También existen lesiones que acortan la actividad del deportista.Además, los deportistas actuales deben tener una buena formación académica para atender a los medios de comunicación expresándose con corrección, entender las explicaciones del entrenador sin problemas, o saber organizar sus recursos económicos para aprovecharlos al máximo.Los estudios ayudan también a que NO ESTÉ PENSANDO TODO EL DÍA EN EL FÚTBOL y tenga otras posibilidades de ocupar el tiempo libre por medio del estudio o actividades relacionadas con él.Los padres y las madres pueden ayudar al joven deportista a que sepa compaginar las dos actividades, explicando la importancia del estudio en el deporte. Para conseguirlo existen dos tipos de estrategias: Organización del tiempo y aprovechamiento de los momentos de estudio.
ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO.
Al tener que compaginar deporte y estudio, el chico dispone de poco tiempo para realizar sus actividades. Es bueno que organice su tiempo para que pueda llegar a todo:
Que cada día tenga asignadas unas horas de dedicación a los estudios
Organizarse el tiempo de forma que pueda llevar a cabo otras actividades (por ejemplo salir con los amigos, ver la televisión, escuchar música…) sin descuidar las exigencias de los estudios y del deporte.
Respetar las horas de sueño, ya que un buen descanso les ayudará a rendir adecuadamente tanto en los estudios como en el deporte. Por todo ellos es conveniente que el deportista disponga de un HORARIO donde se coloque todo lo que tiene que hacer. Por ejemplo, no es adecuado que deje el estudio para última hora porque luego no rinde y es cuando está más cansado.
APROVECHAR LAS HORAS
Si los chicos son capaces de aprovechar AL MÁXIMO las horas dedicadas al estudio, tendrán más tiempo para el descanso o las actividades de ocio. Para ellos es adecuado que tengan en cuenta tres cosas:
Que utilicen estrategias adecuadas para estudiar; es decir que sepa estudiar. Es mejor estudiarse un tema en tres horas que en cinco. Un estudiante que utilice las técnicas de estudio más apropiadas para él, rendirá más en los estudios y será capaz de aprenderse una lección en menos tiempo.
Que aprovechen al máximo las clases. Normalmente los deportistas no disponen de mucho tempo para dedicarse a las labores académicas fuera de sus horas escolares por este motivo, si en clase está muy atento, luego tiene que dedicar menos horas a aprenderse las cosas.
Que eviten distracciones a la hora de estudiar. El tiempo dedicado al estudio es para estudiar. No es adecuado realizar dos actividades a la vez cuando se estudia, como ver la televisión, escuchar música o chatear. Es muy interesante evitar distracciones que dificulten la concentración en el estudio.
¿Qué podemos hacer los padres en para ayudar a los hijos en sus estudios?
Interesarte por los estudios de tus hijos ya desde el primer momento del curso, preguntándole cómo le va, qué problemas tiene, si realiza las tareas en casa…
Explicarle la importancia de compaginar los estudios con el deporte, de forma adecuada.
Participa en las actividades escolares y habla con los profesores cuando sea conveniente. Seguro que os ayudarán.
Alaba los esfuerzos y los progresos de tu hijo. Valora el esfuerzo que hace porque eso le anima mucho.

LA INTELIGENCIA Y LA VIRTUD DE LA PRUDENCIA

Formación de la Inteligencia. Virtud: La prudencia Responde las siguientes preguntas a nivel personal y anota la calificación que consideras tener en relación con la formación de tus hijos o alumnos. La notación es del 1 al 10.

En la convivencia familiar y en el salón de clases ¿cada quien busca defender sus propias ideas, aferrándose a ellas, sin dejar que los demás opinen?
Mis hijos y/o alumnos se dejan influir fácilmente por los demás, aún en situaciones en las que no están bien?
¿Buscan el porqué de las cosas? Se dar una respuesta o me muestro indiferente pensando "son cosas de niños o de adolescentes?
¿Se guardar los secretos y confidencias de mis hijos o alumnos, rápidamente los difundo?
Cuándo mis hijos y/o alumnos emiten un juicio, ¿de qué manera lo hacen: como chisme o con objetividad y respeto?
1. La inteligencia La inteligencia humana como capacidad de captar la esencia de las cosas, constituye la ventana del espíritu. Ella es el auriga (chofer) de la personalidad. Podemos decir que la madurez de la inteligencia lleva necesariamente a la madurez humana, ya que el desarrollo de la inteligencia implica el desarrollo de sus cuatro principales funciones: analizar, sintetizar, relacionar y juzgar. Analizar: descomponer con acierto un todo en sus partes. Analiza bien quien reconoce el lugar al que pertenece una parte del todo. Por ejemplo al ver una película, se pone atención a los personajes, las acciones, los diálogos…por separado para llegar después a la conclusión. Sintetizar: Recomponer lo analizado; decir con exactitud y concisión una idea que se encuentra expresada en muchas páginas. Sintetiza bien quien sabe formar un conjunto a partir de elementos hallados en distintas fuentes y quien con agilidad sabe distinguir lo esencial de lo accidental y periférico. Relacionar: Comparar, distinguir y unir los diversos aspectos de una realidad hasta formar en su mente un todo unitario. Juzgar: es el culmen de la actividad del entendimiento. Juzga bien quien capta y valora con objetividad la verdad encerrada en mensajes, problemas, situaciones humanas, actividades; quien no se precipita en sus opiniones, quien no se contenta en pensar como la mayoría, quien supera los prejuicios personales, familiares, ambientales, culturales o sociales; quien busca la verdad de las cosas por encima de su propio juicio.
2. Cualidades de la inteligencia Es importante formar en los alumnos las cualidades que mejor definen una inteligencia rica y potente como son:
Capacidad de pensar con profundidad, de reflexionar para penetrar en la esencia de las cosas.
Claridad, precisión y rigor lógico
Mente rápida, intuitiva y dinámica
Pensar con objetividad e independencia sin que los sentimientos y emociones influyan indebidamente sobre la capacidad de juicio
Cultivar la flexibilidad contraria a la rigidez y a la terquedad. No podemos pretender que todas las personas tengan parecida capacidad intelectual, hay diversos grados y distintas características. Lo interesante es que cada quien alcance el máximo desarrollo de sus propias cualidades intelectuales y que la inteligencia se encause a la búsqueda de la verdad. Para ello debemos procurar una preparación sólida, profunda y selecta, que nos permita conocer adecuadamente las verdades de la fe y de la moral cristiana, los problemas del mundo y las corrientes culturales de la época. A demás es necesario combatir la pereza y la mediocridad intelectual, que restan eficacia a nuetro trabajo y formación. La inteligencia se mide por la consistencia de las ideas. Bajo este parámetro podemos comparar al hombre con el barro y la roca.
Los hombres los débiles, no tienen una estructura mental propia. Como el barro, adquieren una forma esculpida por un agente exterior, se moldean bajo cualquier forma, quedan marcados por cualquier huella; se asemejan al recipiente donde lo depositan, sufren el desgaste de cualquier viento de la opinión , las circunstancias (tiempo, lugar, ambiente) pesan más que ellos mismos y se resignan a no tener voz, a ser apenas un eco. Los hombres de barro no deciden, son manipulados, son borregos.
Los hombres fuertes son siempre iguales, son siempre ellos idénticos consigo mismos; no se dejan manipular. Ellos son los protagonistas de su propia biografía.
¿A qué tipo de persona perteneces tú? ¿A qué tipo de personas pertenecen tus alumnos? ¿Tienes un punto sólido y convicciones fundamentales?

3. Formación de la inteligencia No se puede enseñar sino en gerundio, es decir, llevando a la persona a hacer por sí misma la experiencia. Debe aprender a pensar, pensando; a analizar, analizando, etc. Y nuestra tarea principal como formadores es ayudarles a reflexionar continuamente. Sin embargo, la finalidad de la formación de la inteligencia, es que esta se convierta en la facultad que guíe a la persona. Si analizamos el ambiente que nos rodea, sobre todo, el ambiente con que se tienen que enfrentar nuestros alumnos, nos damos cuenta que vivimos en un ambiente donde todo se capta mediante los sentidos, así, lo que más llama la atención, lo que más agrada, lo que más gusta o satisface, lo que provoca cierto placer, lo que se antoja en el momento, eso, eso es lo que se elige. Por ello es importante enseñar al alumno a que sea su razón, bien formada e iluminada por la fe, la que señale el camino a seguir siempre y no los sentimientos, los gustos o las pasiones. Una acertada formación de la inteligencia no consiste sólo en la adquisición cuantitativa del saber, lo que podríamos llamar la acumulación de la información, sino, en el uso adecuado de la razón, en la penetración de la verdad buscada por encima de todo, en la capacidad de emitir juicios rectos y equilibrados sobre sí mismos, las demás personas, los acontecimientos de la historia de la sociedad y de la cultura. Tú labor principal como formador será:
Presentar a los alumnos criterios claros que iluminen su mente. Darle siempre razones, es decir, explicarles el porqué de las decisiones que como adultos tomamos, de tal manera que ellos las comprendan y las asimilen.
Ayudarles y enseñarles a reflexionar e interiorizar para que estén atentos en lo que deben hacer cada momento y sepan el por qué deben hacerlo. El hábito de pensar en las causas y consecuencias de nuestros actos es un hábito que se ha perdido actualmente.
Enseñarles a buscar la verdad, que ellos sepan dar razones de sus actos y encontrar la verdad.
4. Señales de Peligro Algunos peligros o deformaciones en los que pudieran caer nuestros hijos o alumnos. Afán de intelectualismo : Es la característica de las personas que prefieren convivir más con los libros que con sus semejantes. Hay que encausar ese sano deseo de adquirir conocimiento para que no caigan en le peligro de aislarse del mundo que les rodea, en una forma de asilamiento personal. Racionalismo autosuficiente:Características de aquellos que buscan medir y valorar todo exclusivamente en función de sus razonamientos y conocimientos, mostrándose autosuficientes y apegados a su propio juicio. Complejo cartesiano: Es la característica de las personas que dudan de todo. Viven en la incredulidad, la confusión y la desconfianza. Pereza: Típico peligro en el adolescente. Es simplemente evitar todo esfuerzo que implique razonar. Mediocridad intelectual : no poner esfuerzo al hacer las cosas. Irreflexión:Creer todo aquello que se oye y se ve sin reflexionar en la objetividad de las cosas. Imprudencia: actuar precipitadamente impulsada por la pasión o deseo de decir lo que se sabe o piensa sin considerar personas, circunstancias y momentos. Negligencia: perder el tiempo, no ejecutar lo que se debe hacer en el momento.
5. La Virtud de la Prudencia
La prudencia es una virtud cardinal que se manifiesta en un pensamiento o juicio maduro, no improvisado ni precipitado; con la finalidad de evitar un mal o conseguir un bien, para el cual el hombre pone todo su empeño. Los grandes filósofos la llegaron a llamar ciencia y sabiduría, alma y mente del mundo. El discernimiento entre el bien y el mal es propio de los hombres maduros y experimentados. Es la virtud que guía y encausa a las demás virtudes cardinales. Y esto, evidentemente, es el acto de la razón, no del sentido ni del apetito. El hombre prudente equivale al hombre hábil, competente, docto y sabio. La prudencia es como la fuente y raíz de todas las virtudes, reside en la inteligencia. En ella se distinguen cinco etapas: juicio, deliberación, ordenación, dispensación y moderación. Juicio, mediante este distinguimos las cosas lícitas de las ilícitas, segregando lo bueno de lo malo. Deliberación, de lo mucho que hay lícito, elegimos lo útil de lo inútil; discernimos entre lo cómodo y lo incómodo. Nos retrae siempre de las cosas inútiles Disposición, elegimos y ponemos todo en orden sin dejar nada confuso. Dispensación, distinguimos lo oportuno de lo inoportuno, considerando las debilidades humanas. Moderación, observamos en todo una digna honestidad, distinguimos entre lo moderado y lo inmoderado ¿Qué se necesita para ser prudente? Reflexiona: Esfuérzate por pensar bien sobre lo que vas a hacer. Analiza las consecuencias, responsabilízate de ellas, valora diferentes opciones. No decidas lo primero que se te viene a la cabeza. Posee valores: Para ser verdaderamente prudente, tenemos que tener nuestros valores muy bien establecidos. Si para mí no es un valor decir la verdad, ¿cómo seré prudente cuando me vea tentado a mentir? Conoce criterios rectos y verdaderos: Si soy cristiano, he de conocer los criterios que Jesucristo quiere que yo viva en mi vida, para que las decisiones que tome sean conforme a ellos. Por ejemplo, si no conozco ni aprecio los mandamientos de la Ley de Dios, ¿cómo he de decidir ante las circunstancias de la vida? ¿Cómo sabré si el divorcio, el adulterio o el aborto son buenos o malos, si no conozco lo que Dios piensa de ellos? ¿Cómo podré ser honrado, honesto, veraz si desconozco los criterios del Señor sobre ellos? Acrecienta tu fuerza de voluntad: Sucederá que conoces qué valores son los que te acercan a Dios, los criterios que el mismo Dios te da, pero, ¿cómo decidir conforme a ellos si tienes una voluntad débil que se deja vencer por las tentaciones? ¿Cómo vas a decidir luchar en contra del pecado si tu voluntad es de papel? Y cuando las pasiones te ataquen, ¿cómo guardarás la serenidad para reflexionar si tu voluntad es débil?
6. Cómo formar en la virtud? Algunos consejos prácticos que pueden ayudar a formar esta virtud. De esta manera podemos ayudar a nuestros alumnos a dar paso a realizaciones efectivas, al amor sincero, al servicio abnegado, siguiendo siempre la consigna de "decir poco y hacer mucho".
Crear oportunidades para la buena lectura
Vigilar el tipo de información que los alumnos reciben a través de la televisión, películas, Internet. Tratar de presentar los argumentos verdaderos ante las ideas recibidas por estos medios. Analizar algunas escenas de los programas que ellos ven con mayor popularidad.
Fomentar juegos de destreza mental
Aprovechas los momentos de convivencia para enseñarles a reflexionar antes de hablar, a medir las consecuencias de sus palabras, a expresar sus comentarios con argumentaciones.
Crear en torno a ellos un clima de confianza y apertura para que no sientan temor de plantear sus ideas o manifestar sus inquietudes.
7. Propósito Te presentamos una serie de propósitos para proponer a los alumnos para que los dispongan como pequeñas metas o retos a conquistar cada semana.
Saber observar bien: quien se detiene a observar, podrá reconocer lo bueno y lo malo.
Saber distinguir entre lo que sucedió y lo que dice la gente que sucedió.
Saber distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es.
Saber buscar bien la información que me permitirá decidir bien.
Saber analizar las consecuencias de algo que van a decidir.
Saber dominar mis enojos para ver con serenidad la realidad.
Ejercicio y tarea de la sesión 1. Como ejercicio personal en cada elección de estos días aplica los siguientes pasos:
Detente un rato: antes de decidir, piensa qué es lo que más te conviene. Si es necesario, haz una lista de pros y contras, o busca consejo con alguien preparado y de confianza.
Emite un juicio: cuando tengas bajo tu vista todas las opciones, determina cuál es la mejor. Al hacerlo, no pienses sólo en lo que más te agrada, sino en lo que más te ayuda a realizarte integralmente.
Elige y lánzate: La elección es la determinación firme de conseguir un fin. Por ello, una vez elegido algo, lánzate a su conquista llevándolo a buen término.